La cadena de suministro juega un papel esencial en la actividad diaria de millones de personas y empresas. Solo hay que recordar los problemas que se han generado ante la falta de un componente esencial para la fabricación como los microchips, cuando se cuadruplicaron los costes de transporte marítimo (lo que por suerte ya se ha estabilizado), o por la falta de materias primas como los minerales, por poner solo algunos ejemplos. Cualquier incidencia en origen o durante la fabricación se transmite al resto de la cadena de suministro y se acaba traduciendo en una imposibilidad de abastecer la demanda y/o en una subida excesiva de precio del producto final.
Además, los cambios tecnológicos, económicos, medioambientales y regulatorios han dado y seguirán dando lugar a nuevos desafíos, o transformarán los actuales. ¿Cuáles son los retos más relevantes a los que se enfrenta actualmente la cadena de suministro, y cómo están trabajando las empresas para adaptarse?
1. Adaptación a los constantes cambios tecnológicos
Este reto no es nuevo, pero se ha convertido en una constante para la cadena de suministro. La tecnología ha cambiado la forma en la que los consumidores entienden las compras online, y la demanda de automatización para agilizar los pedidos es cada vez mayor. Por otra parte, la inteligencia artificial (IA) y el análisis de datos han transformado la forma en que se gestionan los flujos de productos, entre otras cosas. La robótica, la IoT o el machine learning son tecnologías que las empresas no pueden seguir ignorando durante mucho tiempo.
Pero, aunque la tecnología ofrece soluciones cada vez más flexibles y eficientes, a menudo también requiere inversión tanto en la propia tecnología como en la capacitación del personal para utilizarla. La clave para hacer frente a este reto es seleccionar cuidadosamente las tecnologías que implementamos, hacerlo de forma escalonada, e invertir en personal formado que pueda sacarles el máximo partido.
2. Adaptación a las tendencias en la demanda del consumidor
El comportamiento del consumidor final tiene un claro impacto en toda la cadena de suministro, desde el tipo de producto que más compra o que deja de comprar, hasta las expectativas en los tiempos de entrega y en la información de trazabilidad.
Esto obliga a todos los integrantes de la cadena a estar al día de los cambios en las tendencias de la demanda para adaptarse con rapidez a las fluctuaciones del mercado y evitar, por ejemplo, acumular stocks innecesarios o roturas de stock. Ante este reto, solo podemos intentar mantenernos al día de las tendencias en consumo y analizar el histórico de pedidos de forma regular para detectar estacionalidades o picos inusuales. Contar con un SGA actualizado y completo nos facilitará enormemente esta última tarea.
3. La sostenibilidad ha llegado para quedarse
Los consumidores y las regulaciones gubernamentales están impulsando prácticas cada vez más sostenibles, y se preocupan por todos los puntos de la cadena de suministro, desde la obtención de las materias primas, el transporte —priorizando productos de proximidad— y el embalaje, como hemos visto con las tendencias en logística verde o green logistics.
Por ello, las empresas tienen el reto de implementar prácticas sostenibles y responsables que reduzcan la huella de carbono, minimicen los deshechos que generan y, en general, que promuevan prácticas éticas y de economía circular en toda su cadena de suministro. De hecho, cada vez más empresas se implican no solo en las propias acciones, sino que analizan y valoran este tipo de prácticas en sus proveedores.
Pero, además de implementar este tipo de acciones sostenibles, es esencial que las empresas lo comuniquen en todos sus canales, especialmente en los digitales, ya que es una información que cada vez más empresas y usuarios quieren conocer.
4. La creciente complejidad global aumenta las disrupciones
La interconexión global de las cadenas de suministro también ha plateado retos importantes en los últimos años, como han comprobado muchas empresas que dependían de una sola vía de llegada de materias primas o de distribución. Estamos hablando no solo de una saturación o subida de precios del transporte, o la falta de un componente o una materia prima, sino de pandemias, desastres naturales o problemas geopolíticos.
Ante estas disrupciones de la cadena de suministro, muchas empresas han visto seriamente afectada su capacidad de producción y de atención a la demanda. Para intentar paliar los efectos de estos imprevistos, una de las mejores opciones es optar por estrategias de diversificación de proveedores, de mejor control del stock y el inventario, para evitar dependencias excesivas de un solo proveedor o país de origen.
5. Falta de talento y habilidades específicas
La rápida y creciente digitalización de la cadena de suministro se ha traducido también en una falta de personal cualificado, sobre todo para puestos relacionados con determinadas tecnologías, el análisis de datos o la gestión de riesgos. Esto dificulta la implementación de tecnologías que son por otra parte cada vez más necesarias, o su correcta gestión y aprovechamiento eficiente.
Muchas empresas optan por invertir en formación a personal interno, que ya conoce la empresa y sus procesos, en vez de buscar profesionales que son por otra parte escasos y requieren también un período de adaptación y conocimiento de la empresa.
En definitiva, la cadena de suministro está en constante evolución. Los retos cambian, pero siempre habrá desafíos que requerirán adaptación por parte de las diferentes empresas implicadas para seguir siendo competitivas, resilientes y eficientes. Por ello, contar con partners que, además de ofrecernos soluciones tecnológicas avanzadas, sean parte de nuestro equipo y nos acompañen a lo largo de nuestro viaje, será una de las claves del futuro de la cadena de suministro.
