La sostenibilidad en la cadena de suministro no es solo una tendencia, sino una necesidad imperativa, tanto por normativa como por compromiso social. Además, la integración de prácticas sostenibles en todas las etapas de la cadena de suministro no solo reduce su impacto ambiental, sino que ayuda a las empresas a mejorar la eficiencia operativa y aumentar su competitividad.
En lo que respecta a la normativa, hay una creciente presión regulatoria sobre las empresas del sector logístico a nivel europeo. Por ejemplo, la Directiva (UE) 2022/2464, que ha entrado en vigor este año, amplía el conjunto de sujetos obligados a informar, e introduce obligaciones más detalladas sobre el impacto de las empresas en el medio ambiente, entre otros temas.
Lo cierto es que, aunque se ha avanzado mucho, la sostenibilidad todavía es una asignatura pendiente o con margen de mejora en las diferentes áreas de la logística y la cadena de suministro. ¿Cómo se puede incorporar la sostenibilidad a estas áreas?
1. Abastecimiento sostenible
La selección de proveedores es el primer punto crítico. Las empresas están optando cada vez más por proveedores que cumplan con los estándares ambientales y sociales de su sector, bajo criterios de certificaciones como la ISO 14001 (gestión ambiental) y SA8000 (responsabilidad social).
Respecto a los materiales, se puede optar por materias primas sostenibles, como materiales reutilizados o reciclados, o que hayan sido fabricados con procesos de economía circular que reduzcan su impacto medioambiental. Por ejemplo, la industria textil está adoptando algodón orgánico y poliéster reciclado.
Para cerrar el círculo, se pueden implementar sistemas de trazabilidad que permitan rastrear el origen y la trayectoria de los materiales, lo que asegura la transparencia y facilita la gestión de la sostenibilidad en toda la cadena de suministro.
2. Producción eficiente
La tecnología es la gran aliada de la cadena de suministro, no solo para optimizar la eficiencia en la gestión, sino también en materia de sostenibilidad. Muchas empresas están implementando tecnologías que minimizan la emisión de contaminantes y el consumo de recursos, como las fábricas inteligentes que utilizan IoT para optimizar el uso de energía y agua, la iluminación industrial inteligente, o los programas de transporte que definen las rutas aplicando criterios de sostenibilidad.
En este sentido, integrar fuentes de energía renovable, como la solar y la eólica, en el proceso de producción ayuda a reducir la huella de carbono.
La implementación de políticas de reducción, reutilización y reciclaje de residuos en la producción ayuda a minimizar el impacto ambiental. La economía circular, que promueve la reutilización de productos y materiales, es una estrategia clave.
3. Logística y Transporte
Los vehículos ecológicos son la gran apuesta de muchas empresas de transporte, que están llevando a cabo una transición a flotas de vehículos eléctricos y a la adopción de combustibles alternativos como el biodiésel y el hidrógeno son prácticas cada vez más comunes.
En cualquier caso, se pueden optimizar las rutas utilizando un software inteligente para planificar las rutas de entrega más eficientes, lo que reduce el consumo de combustible y las emisiones de CO2.
Respecto al almacenamiento, hay almacenes ecológicos están diseñados para ser energéticamente eficientes, utilizando tecnologías como iluminación LED, sistemas de gestión de energía y energías renovables.
4. Distribución y comercialización
La reducción de plásticos y la adopción de materiales biodegradables y reciclables en el embalaje son cruciales, ya que es uno de los puntos de la cadena de suministro que más residuos genera. Algunas empresas están implementando embalajes reutilizables para minimizar los desechos.
En la distribución de productos perecederos, optimizar la cadena de frío ayuda a reducir el consumo de energía sin comprometer la calidad del producto.
Por otra parte, los centros de distribución están adoptando prácticas sostenibles como la instalación de paneles solares y el uso de vehículos eléctricos para la distribución de última milla.
5. Gestión y devolución de productos
Otro de los puntos críticos de la cadena de suministro es la logística inversa. Facilitar la devolución y el reciclaje de productos ayuda a reducir los residuos y promover la reutilización.
También se pueden implementar procesos para el reacondicionamiento de productos usados y el reciclaje de materiales reduce la necesidad de recursos nuevos y minimiza el impacto ambiental.
Los puntos anteriores son esenciales para una logística más verde, pero no están exentos de retos. ¿Qué barreras podemos encontrar a la integración de la sostenibilidad en la cadena de suministro?
- La inversión inicial en tecnologías y prácticas sostenibles puede ser alta, por ejemplo para la transición a flotas eléctricas, la instalación de infraestructuras de carga y la implementación de sistemas avanzados de gestión.
- La falta de infraestructura adecuada, como estaciones de carga para vehículos eléctricos y disponibilidad de combustibles alternativos, es un desafío importante, especialmente en regiones menos desarrolladas.
- Las normativas medioambientales varían significativamente entre regiones, lo que complica el cumplimiento para las empresas que operan a nivel global. Además, mantenerse al día con las regulaciones en constante cambio puede ser difícil.
- La globalización ha hecho que las cadenas de suministro sean más largas y complejas. La coordinación de prácticas sostenibles a lo largo de toda la cadena de suministro es un reto significativo.
Sí, integrar la sostenibilidad en todas las etapas de la cadena de suministro es un desafío complejo, pero es imprescindible. Las empresas que lo logran no solo contribuyen a la protección del medio ambiente, sino que también se posicionan mejor en un mercado cada vez más consciente y exigente.