Una de las decisiones más críticas para una empresa de logística o almacenaje, e incluso una empresa de transportes, es el software logístico que utilizarán para gestionar su actividad. Para empezar, por la infinidad de ofertas que hay en el mercado, pero además hay que tener en cuenta no solo las necesidades actuales más evidentes, sino coordinar y unificar las necesidades de los diferentes departamentos implicados, e incluso de clientes y proveedores, a medio y largo plazo.
Al final, cada empresa es un mundo, por lo que el software tiene que responder a sus necesidades y previsiones específicas. En este sentido, hay algunos criterios que nos pueden ayudar a tomar la mejor decisión posible. ¿Qué deberíamos tener en cuenta a la hora de escoger un software logístico o un SGA?
- El objetivo del software. Si somos un operador logístico o un almacén privado, lo mejor es escoger un software que esté específicamente diseñado para nuestro sector desde el inicio, y evitar opciones que solo sean adaptaciones de softwares genéricos.
- Capacidad de integración con otros softwares y/o periféricos. Esta capacidad de integración es uno de los elementos más decisivos. La facilidad para integrarlo con otros softwares (no solo propios, sino de clientes, proveedores, empresas de transporte, partners…) será clave para que todo funcione correctamente y, sobre todo, poder acceder a información válida y actualizada sobre el estado de cualquier pedido.
- Flexibilidad. Un software tiene que adaptarse y configurarse para responder perfectamente a las particularidades de cada empresa a nivel funcional. Por ejemplo, en el caso de los operadores logísticos, es importante que sea multisectorial, ya que tienen clientes en diferentes sectores y necesitan cubrir todas las singularidades de cada empresa y sector con el mismo software.
- Actualización. Otro aspecto esencial, y que no se suele tener en cuenta, es contar con un proveedor que revisa y actualiza constantemente el software para mejorarlo, no solo para asegurarse de que todo funcione correctamente, sino para implementar nuevas funcionalidades que puedan ser útiles. Uno de los principales peligros de los softwares en general es que se queden obsoletos.
- Escalabilidad. Relacionado con el punto anterior, el software tiene que ser escalable, es decir, que responda a nuestras necesidades actuales y/o a corto plazo, pero que tengamos la posibilidad de crecer a medida que nuestra empresa evoluciona. De esta forma, la inversión también es gradual.
- Soporte técnico. Es crucial asegurarnos de que, detrás del software que estamos adquiriendo, hay un excelente equipo de programadores y desarrolladores que nos podrán dar soporte ante cualquier incidencia, duda o requerimiento que pueda surgir.
- Afinidad. ¿Con el software? ¡No! Con el equipo tanto comercial como técnico con el que trataremos. Si hay afinidad, nos aseguraremos de que nos escuchan, entienden nuestras necesidades y nos darán la mejor respuesta posible. Pensemos que se trata de una relación a largo plazo, es importante contar con un interlocutor que se considere parte de nuestro equipo.
Con estos criterios, ya podemos empezar a definir qué software será el más adecuado para nuestra empresa. No es una decisión fácil ni rápida, pero un buen proveedor no solo te ofrecerá la mejor solución, sino que además te ayudará en el proceso de definición del proyecto, y te hará las recomendaciones más adecuadas para tu empresa.